Pedagogía Hibiscus


         
Los primeros años en la vida del niñ@ son muy importantes para el desarrollo de toda su personalidad y para la adquisición de las habilidades motoras, perceptivas, cognoscitivas, lingüísticas, sociales, etc.

            En Tipi Hibiscus con la educación procuro estimular y optimizar el proceso desarrollo-aprendizaje infantil.

            Todo lo que rodea a los niñ@s puede convertirse en un contexto educativo para ellos.

¿Qué encontrará el niño en Tipi Hibiscus?
            Un lugar pensado para él/ella, con espacios adecuados que cumplan objetivos directamente relacionados con las características y necesidades  de los niñ@s en cada nivel evolutivo. Estos objetivos son:
1.      Facilitar la adquisición de hábitos y rutinas cotidianas.
2.      Satisfacer las necesidades básicas y fisiológicas (alimentación, descanso, higiene, vida al aire libre...)
3.      Permitir el desarrollo global del niñ@, garantizar su seguridad afectiva y emocional, la confianza en sí mismo, la responsabilidad y la disponibilidad.
4.      Contribuir al desarrollo de la motricidad, el lenguaje, la organización espacio temporal, la simbolización...
5.      Permitir la adquisición vivenciada de conocimientos significativos: compararlos, relacionarlos...
6.      Facilitar a los niñ@s la expresión, la iniciativa y la fantasía.
7.      Facilitar la convivencia y la comunicación, compartir espacios, objetos y juguetes...

 PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN

        El modelo educativo de Tipi Hibiscus es la suma de aspectos de varias pedagogías (Montessori, Pickler, Malaguzzi, Will, Waldorf…) dirigidas a ayudar al niñ@ a crecer de forma armónica e integral, permitiéndoles el desarrollo de sus capacidades cognitivas e interpersonales, fomentando el crecimiento de todas sus potencialidades.

       Para gestionar este crecimiento armónico e integral mediante actividades lúdicas, mi tarea como educadora que atiende y trabaja con l@s niñ@s día a día, está regida por una serie de principios básicos de actuación.
       Estos principios básicos de actuación se orientan siempre hacia el beneficio máximo del niñ@, sus intereses y necesidades de crecimiento. Así como respetar la maduración de su sistema nervioso, siendo estímulo adecuado de crecimiento. De esta forma, los principios en los que se basan mis actuaciones son los siguientes:

  • Principio de la contención emocional
Desde el conocimiento y la comprensión del desarrollo psicoafectivo en la infancia, se pretende proporcionar un ambiente en el que la manifestación de todos los estados emocionales que presenta el niñ@, pueda ser elaborada e integrada de modo armónico en el desarrollo de su personalidad.
Considero que la atención adecuada no sólo pasa por la atención funcional, sino, sobre todo, por el cuidado emocional del niñ@. Para esto, tengo  tener la capacidad de conectar sensiblemente con las emociones y sentimientos que el niñ@ manifiesta, estando accesible a las necesidades de apego. Tengo la capacidad de empatía, tolerancia a la frustración, soy continente, de forma que el niñ@ pueda incorporar este patrón de contención y comprensión de sus propios sentimientos, integrándolo en su funcionamiento mental.
Mi labor supone, por tanto, acercarse a la comprensión de las necesidades, sentimientos y ansiedades del niñ@, a través de su comprensión del aquí y el ahora de su relación, las que establece con el entorno y las que entabla con sus iguales, manteniéndose como un continente que permite abrirse a las necesidades de crecimiento y maduración emocional del niñ@.
Con esta disposición afectiva, le ofrezco un vínculo saludable con características seguras, genuinas y confiables que van a mediar en la actitud positiva con la que el niñ@ enfrente la tarea de aprender, jugar o relacionarse.
Es fundamental la escucha activa, observar al niñ@ con la finalidad de poder comprenderlo y poder así acompañarlo en el proceso de sentir, pensar y crecer.

 Principio de la pedagogía de la escucha
Malaguzzi comenta que hablamos mucho de los niñ@s, hablamos poco con los niñ@s y mucho menos los escuchamos. Por eso, estas tres proposiciones (provocadoras y no siempre ciertas), nos introducen en el mundo de la comunicación recíproca y el flujo de la comprensión mutua.
Practicar la escucha es decisivo para que el niñ@ construya un sentido a lo que hace y encuentre el placer y el valor de comunicar. Escuchar es un arte para entender la cultura infantil: su forma de pensar, hacer, preguntar, teorizar, desear, etc.
Escuchar, significa estar atento a dar oídos (con todos los sentidos) a la infancia en relación con el mundo. Esta idea estética de escuchar las relaciones forma parte de la propia ética de Malaguzzi.
Esta escucha -estética y relacional- es importante contextualizarla en cada ámbito para evitar generalizaciones absurdas. La escucha siempre se da en un espacio, en un tiempo y en una atmósfera.
Sin escucha, el adulto pierde las herramientas imprescindibles de su propio trabajo: el asombro, la maravilla, la reflexión y la alegría de estar con niñ@s.
Es necesario declarar una pedagogía de la escucha (no sólo a nivel de oído) que provoque el asombro de quien escucha. Asombro como la capacidad de esperar lo inesperado y lo imprevisto. Se trataría, más bien, de contemplar algo con deleite, confianza y aprecio.
La escucha, como actitud ética y estética, significa desconfiar de lo que ven nuestros ojos y oyen nuestros oídos. La escucha activa nos lleva a comprender cómo los niñ@s piensan, desean, hacen teorías o nos introducen en sus caminos emocionales.
La escucha es una premisa para la adecuada observación, la interpretación y la percepción global. Es una condición sine qua non para no destruir la cultura infantil, sino para respetarla.

  • Principio del pensamiento y la reflexión
El niñ@ siente, expresa y el adulto que acompaña es el que le ayuda a gestionar esas emociones. Aprende paulatinamente a pensar y reflexionar sobre sus propios sentimientos, deseos y necesidades, como parte de una tarea evolutiva que implica desarrollo de sus capacidades cognitivas y emocionales e interpersonales.
Para esto acompaño al niñ@ en el proceso de pensar sobre lo que experimenta, haciendo una narración, lo que le va a permitir nombrar sus sentimientos y entenderlos, mejorando sus niveles de rendimiento y bienestar a todos los niveles. 
Entiendo el mundo intersubjetivo del niñ@ y puede ayudar a que lo entienda él mismo, de forma que pueda expresar sus sentimientos, sus inquietudes, sus esperanzas… de manera que se puedan pensar y entender, para poder facilitar el acceso a los procesos de maduración y desarrollo.
Acompaño al niñ@ a que reflexione sobre sus experiencias le permite  la adquisición de la empatía, básica para el establecimiento de relaciones interpersonales. Primero aprendo a entender mis sentimientos, para luego ser capaz de entender los sentimientos de quienes me rodean.

Principio de la individuación y la diferenciación.
           Mis actuaciones educativas están orientadas a dotar a l@s niñ@s de los recursos cognitivos y emocionales necesarios para alcanzar su madurez y desarrollo personal y llegar a ser miembro activo de la sociedad desde la libertad individual.
       Están encaminadas a potenciar el desarrollo de la subjetividad sana y estructurada, la individuación y la diferenciación, donde se rompe el marco de obediencia y sometimiento para establecer un nuevo contexto donde se trabaja desde el crecimiento autónomo y la responsabilidad de cada individuo.
        La libertad individual da paso a la producción creativa, novedosa y original de cada individuo.

  • Principio de interacción social
            El niñ@ irá desarrollándose a través de las figuras significativas que encuentra en el entorno, pasando de una relación dual (papá y mamá) a un tercero (cuidadora)  a medida que avanza el desarrollo. El otro, el resto de niñ@s, va a ser un agente socializador por excelencia que va a posibilitar el desarrollo, el aprendizaje y la apertura al mundo exterior.

Principio de atención a la diversidad
Mi intervención educativa debe contempla como principio la individualización de la atención, que en esta etapa cobra una especial relevancia, adaptando la práctica educativa a las características personales, las necesidades, los intereses, el estilo cognitivo, el ritmo y el proceso de maduración de l@s niñ@s de estas edades.
En esta etapa es especialmente relevante la detección precoz de la necesidad de apoyo educativo, con el fin de comenzar la atención individualizada lo más tempranamente posible. Por eso, cuando la cuidadora detecte alguna alteración en el desarrollo del niñ@, lo comunicará a la familia para que lo evalúe y diagnostique el profesional que corresponda.
En el Tipi Hibiscus, se atienden a l@s niñ@s con NEAE (necesidades educativas adaptativas especiales), adoptando la respuesta educativa que mejor se adapte a sus características y necesidades personales. Contaré para ello con la colaboración de la familia y del resto de los profesionales que trabajen con el niñ@.

Principio de la educación y el aprendizaje.
Para que se de este principio es necesario desarrollar procesos de identificación adecuados que les permitan interiorizar experiencias positivas. Ofreceré el modelo con el que se puedan realizar estas identificaciones permitiendo que se den las condiciones necesarias para la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades.
Entiendo que los niñ@s incorporan conocimientos desde el deseo, desde la motivación. Si presento las actividades desde la ilusión, ell@s van a desear aprender lo que les ofrezco.
Para esto, conozco ¿qué estimula a los niñ@s en los diferentes momentos evolutivos?

Principio de la veracidad y la congruencia.
Al basarme en un modelo de interacción educativa, considero que la  observación de los estados del niñ@, la escucha continua e individualizada de cada niñ@ y su profunda comprensión, así como ofrecer la posibilidad de utilizar al adulto como figura de referencia en espacios en los que no se encuentran presentes los progenitores o tutores, ha de responder a un principio básico de actuación como es el de trabajar desde la veracidad y la honestidad, con el niñ@, para pueda confiar en las figuras que sustituyen temporalmente a sus progenitores en la responsabilidad de su cuidado, es algo fundamental para que el niñ@ pueda desplegar sus habilidades cognitivas en la tarea, desarrollar sus capacidades de relación con otros iguales y sentirse protegido y seguro en el espacio que habita.
El niñ@ necesita estabilidad y continuidad en las relaciones vinculares ya que favorece que la persona que mantiene la relación emocionalmente significativa con él pueda entender sus necesidades, sus reacciones, sus expresiones, su forma particular y única de manifestarse.
Un niñ@ necesita de una relación de dependencia, para poder hacerse independiente. Lo que ayuda a organizarse mentalmente es la alternancia de “presencias – ausencias”, pero se trata de una alternancia estable. Vinculación, separación y duelos son el eje de la vida mental y relacional.


          



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